Me
levanté al día siguiente. Sigue sorprendiéndome, una mañana más, el funcionamiento tan bien
conjugado de mis órganos vitales. Mantengo el pulso al compás de esta brisa de martes
y trece. Café. Mi proyecto de vida es este instante: nunca supe ver más allá,
mi última decisión siempre fue echarme a perder.
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