Sé que echas de más
mi humilde modo de errar
a cada rato.
Ahora me alegra saber
que pude razonar
durante el atraco
(pese a mi herida de bala
en el costado).
Hoy brindo por lo que vino
tras el desarreglo:
recuerdos de tinta, estaño,
velocidad y vértigos.
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