18 de diciembre de 2015

Soliloquio trasnochado

"Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado", Ernest Hemingway

“Y no se te ocurra decirme que debería dormirme, si cierro los ojos sufro de veras”. Echas de menos aquellas lindas criaturas que antes recorrían tus sueños. Tu rostro es el rostro de la pura desesperación. Y tres lágrimas surcan tu mejilla con desprecio. Tu mirada es la connotación más triste de la palabra tristeza. Cada vez que toses truena el cielo, amigo viejo, acumulas demasiado petróleo en el pulmón. “No quiero ser feliz, quizá sea eso”.

Pero unas luces extrañas parpadean entre los pelos de tu barba. Parecen gotitas de rocío iluminadas por los primeros rayos del día. Pero no es cierto, son los últimos chispazos de este sol soberbio y mediocre, que una noche más te abandona a tu suerte.

6 de diciembre de 2015

El influjo de la literatura

Ese delicioso gorgoteo del agua sobre la húmeda roca moldea con capricho sus vértices. Mis ojos sólo pueden captar esta instantánea, el estado actual de las cosas. Este cambio cíclico y constante de la piedra está inspirado, en cambio, por otro tempo distinto al mío, y toda mi vida es a su lado sólo un instante, apenas un segundo comparado con su perpetuidad.

La influencia de ese imperceptible goteo sobre la tosca mole es similar a la que ejerce la literatura en nuestro cráneo. Sólo percibimos el cambio después de cerrar la solapa, tras leer la última línea, pero un delicioso gorgoteo ha estado regando está húmeda roca todo este tiempo.

1 de noviembre de 2015

Crónica vespertina

Los gorriones engordan su barriga con las migajas de pereza y bravas que engullen del suelo. Las mesas están cubriéndose con gotitas de lluvia. Una mancha negra invade el cielo. Dos tercios. Y esa farola emite la misma luz que un corazón regocijándose en los recuerdos de su infancia.

Una morena con pompitas de agua en el pelo recorre la acera agazapada dentro de un abrigo rojo. El servilletero reposa mojado. Y esta nostalgia discreta extiende un polvo húmedo sobre mis párpados para cegar mi vista al frente.

Me entretengo en contemplar el mundo en su fase líquida, pensando que, en un paisaje donde todo es tan susceptible de ser sustituido, la búsqueda de lo esencial es un desafío.

7 de octubre de 2015

Crónica matutina




















Trece diminutas esferas de polvo levitan tras la cortina. Su ceremonioso desfile es un sonajero mudo, la llaga de una herida casi imperceptible. Un hedor delicioso brota del piso de abajo, así que debe ser ya la hora de comer. Cinco rayos de sol penetran con delicadeza en la habitación, como queriéndome retirar el moho de los párpados. Afuera, unos treinta y dos pajaritos de alquitrán posan su vientre en los aledaños de la terraza de un bar.

Los números cuadran y la realidad recorre coqueta esta área, sí, pero una sombra detrás de su velo está arrastrándonos a un rincón sin luz. Un eco sordo está dejándome nada… Tenías razón, hay portazos que suenan mucho más cuando no se dan.

18 de septiembre de 2015

Ludópatas

Veré mi rostro reflejado en ese charco para contemplar la vida desde otro centro. 

Lluvia, café, mi porción de planeta, una piedra y tú. Esta búsqueda de un Cielo a ras de suelo. Me arrastro a la pata coja por la acera, pensando a qué casilla tengo que llegar. Sí, este juego de la rayuela tiene mucho más sentido que nunca, así que golpea tu guijarro con la puntita del zapato, juguemos-vale-por-qué-no. E hinchémonos la barriga de cerveza y anchoas, neumático, búsqueda, búsqueda. Hasta el fin de los tiempos, sí, y no me digas loco, ya ves que no sé muy bien cómo vivir, pero hemos escrito juntos una novela fantástica.



1 de septiembre de 2015

Conversaciones de altura

Las cumbres son el único reducto del planeta que nunca podrá ser civilizado –arguyó el filósofo–. Esta cima condensa toda la perfección del universo, es sin duda una prueba de la existencia de Dios, comprendía conmovido el creyente. “Unos cuantos ramilletes de hierba bailan con gracia infinita mientras los acaricia el viento”, apunta en su libreta el poeta. Voy a arrancarles el puto tallo para enseñarles a permanecer quietos, qué se creen…, digo yo.



20 de agosto de 2015

Insuficiente

Estallan en tu pelo tres gotitas de esta cerveza agitada por el cruel tintineo de mi verso mediocre. El aire inflamado huye entre la pasarela de hojas de los árboles. 

Desaparecen las últimas luces tras la ventana turbia de este bus urbano, mañana será. Soñé arrancar astillas de mis dedos para hacerte un cesto, pero. No pude. 

Mañana si eso. 

Anochece tras la franja dorada de los edificios. No pude. 

Mañana volverán a recorrer esta urbe pajaritos de alquitrán. Café y Cortázar en el metro. Volveré a sumergirme en la tierna irracionalidad del mundo mientras medito qué hacer. 

Pero, antes, cuéntame de tu vértigo al despertarte... porque igual yo siento lo mismo.

25 de julio de 2015

En ruta

Ahora que el clavo abrasa, y esta cabra no sabe a qué monte tirar. Ahora que mastico el alambrado y arranco astillas de mis párpados en vez de flores. Ahora que esta lágrima vierte barro húmedo en mis sueños, y mi sollozo es solo una colilla más en el cenicero.

Ahora recorro los valles descalzo, sin prisa y con poco aliento. Ahora increpo a los magníficos cronistas del desperfecto ajeno: escuchad el sonajero de mi tripa –les canto–, es el aleteo torpe de las últimas mariposas de este prado.



29 de junio de 2015

Pilares de barro

Fueron los sorbos de vino tinto en vasito de plástico, la dulce embriaguez de una tarde de verano sin prisa. Fue un golpe de guitarra en el puente Vecchio mientras anochecía. Fue rozar la eternidad con la yemita de los dedos ante la proyección infinita de la catedral. Fue por esto que ahora vago indemne arrastrando el morro en las aceras, en busca de aquella luciérnaga plegada ante mí y el brillo de la luna.

Es por ello que aspiré soltar ese instante del resto, para extenderme por encima de la inmensidad del mundo. Esa es la libertad que soñé, por la que guardo y cada noche bajo el edredón esta extraña esperanza de que mañana seguiré latiendo.


23 de mayo de 2015

En derribo

Apenas quiso mantenerse íntegro si afuera todo iba rompiéndose. Maestro de poco aire en el pecho, terapeuta olvidadizo en búsqueda. Cuéntame del vacío y su esquirla, de las manchas de vino resecas en la sábana.

Recuérdame el misterio que envuelve un cuarto antes de abrir la persiana. Extraña criatura de mi reflejo, vuelve a tocar una vez más esa melodía.


3 de mayo de 2015

Entre paréntesis

"La locura es una superstición social" Leopoldo Mª Panero

Menos mal que este curso acelerado de horas deja márgenes. Allí me regocijo durante un instante, así dejo vencer mi peso ante una voluntad externa. Aquel filósofo imaginó que la eternidad es la simultaneidad de todo saber. Yo creí saborear la plenitud fumándonos el último cigarrillo Camel en aquella estación de servicio, a punto de morirme de pena.

Suele haber que asumir cierto grado de inconsciencia para seguir adelante, después de todo.

13 de abril de 2015

Subterráneo

Incompleto y desapercibido, invierto este rato en buscar el hueco al que va a parar cada uno de mis latidos. En este andén solo corren vagones de metro, en lugar de días y estaciones. Y así, bajo el amparo de luces subterráneas, tránsfugas y letras, pierdo el rumbo entre los paréntesis de mi vida.

Si me callo un rato es porque el fango aprieta y siento miedo. Si sonrío es porque sigue sorprendiéndome la magnífica gama de luces de mis días.

Sentadito y sin propósito preparo sentado mi revolución, a pesar de.


21 de marzo de 2015

Diseño de interiores

Bajé sumido en conjeturas
hasta el piso de abajo.
La escalera
era estrecha y la pared
amarilla.
Sentí como un ejército
de luciérnagas
a mis lados.

Después de estropearme
en el baño,
ante el espejo,
subí al piso de arriba.

Me esperas
en una banqueta de madera
roída.
Hueles aún a cerdo.
Apreté un trago de whisky
antes de rendirme
cuentas.

Me consuelan
los intervalos breves
de bálsamo y tregua.  

Un hombre corriente comía
tallarines con verdura
y afuera corre una brisa
de cojones.

El paso del tiempo pierde
peso
si te miro.

Me dejo caer
ante este devenir incomprensible
de acontecimientos.
“Tráigame la cuenta,
camarero,
que ya nos vamos”.

15 de marzo de 2015

Equinocio de primavera

Una flor duerme entre las grietas de un bordillo. Y dos borrachos perecen dentro del metro, como colillas. Esta brisa aprieta músculo, y tú qué andarás haciendo.

Este medio latir del invierno es lindo y perecedero, como los últimos rayos del anciano.

Cuánto puedes llevar a cuestas antes de dejar vencer tu peso. Y esta brisa trae aromas, qué búsqueda tan frágil e impertérrita. 
Y vaya Sol.

22 de febrero de 2015

Acta de defunción

Esta obstinación
de vivir
nos mantiene unidos,
plegados a un esfuerzo
cotidiano y común
por entendernos.

Por eso
cada desencuentro
es una rama caída
sobre nadie,
el ridículo reclamo
de una lágrima
perdida bajo el aguacero.



14 de febrero de 2015

Y es costumbre trocada instinto

Soñé arrancar de mi costilla un verso, volví a sentirme un estúpido crío devuelto a su lecho... de muerte. Pensé en lograrlo, quise hacerlo, pero olvidé mi miedo a extirpar y de cada día su víscera cruel. 


Búscame mañana si he olvidado quién me espera. Discúlpame si no sé encontrar un bálsamo a mi desasosiego. Nunca supe qué cojones hacer, ni contigo o sin ti.

28 de enero de 2015

Juego de luces

“El hombre es una pasión inútil”
Jean-Paul Sartre

La mañana avanza tranquila, y un hilo fino de humo recorre con cuidado la atmósfera. Un ramillete furtivo de hierba crece entre las grietas de mi cráneo, moldeado al tiempo y su paso. Me entretengo en contemplar la dilatación violenta de nuestras siluetas en la terraza, y el Sol pega que pega el estirón. Y una brisa de pena coquetea con mi pelo.

La noche anterior fui un vagabundo de corazón prieto y lengua suelta. Y una nube eléctrica se retuerce en mi vientre. Invierto este lapso en darle vueltas a mi reloj de arena, a la espera del instante preciso. En busca de un puto instante preciso.

12 de enero de 2015

Desajuste cíclico

La multitud murmura, fuma y escupe los domingos por la tarde en el centro. Un lucero impávido vierte sus últimas luces y se me hace tarde, maldita sea, otra vez. El Sol restriega su estúpida pintura en mi cuero, y dos putas mariposas me molestan mientras barro de puertas adentro por la ciudad. 

Me quedé pensando cuántos corazones rotos vagabundean esta noche mediocre por las calles húmedas, 
acaso cuántos urbanitas fingen su sonrisa de buenos días y se marchan después al retrete para vomitar su pena.

1 de enero de 2015

Despropósitos

Otro puto año que se marcha, y este show must go on. El Primer mundo no debe cansarse de agradecer y pedir disculpas. 

Ojalá y pudiera quedarme más tiempo en este rincón inaccesible del planeta, haciendo entre los valles sendero, junto a mi bocata de chorizo y un poco de vino tinto. Pero es el momento de volver a la ciudad y su humo, nostalgia y cicatrices. 

Que cada uno sepa llevar a la espalda, con humildad y alegría, su cruz. ¡Feliz 15!