Soñé arrancar de mi costilla un verso, volví a sentirme un
estúpido crío devuelto a su lecho... de muerte. Pensé en lograrlo, quise
hacerlo, pero olvidé mi miedo a extirpar y de cada día su víscera cruel.
Búscame mañana si he olvidado quién me espera. Discúlpame si
no sé encontrar un bálsamo a mi desasosiego. Nunca supe qué cojones hacer, ni
contigo o sin ti.
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