–Siempre me he preguntado cómo empezar, pues yo acostumbro
a quedarme parado. Permanezco en un estado crónico de espera, buscando. No
obstante, en ocasiones me levanta de mi siesta imperecedera un motivo: decido
huir de la trinchera de mi cuarto para lanzarme al mundo de afuera, e inicio la
búsqueda de una y mil respuestas. Me ocupo de esta tarea durante el día y por
las noches…, pero al rato vuelve a embriagarme otra vez el sueño. ¡Cómo
controlar el ritmo intermitente de mis pasos!, siempre tan desacompasados…
–Déjalo, tío. Termínate eso y volvamos a casa, que
ya es tarde.
–Esta vez lo digo en serio, de veras. Estoy cansado
de pasar de largo por ningún lado, ¡haciendo nada!
–Te excedes al pensar… Las cosas hace tiempo que
cambiaron, ¿acaso ya no lo recuerdas?
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