8 de mayo de 2014

Fuego y ceniza

He perdido tal vez mi tiempo dilucidando el sentido trascendental de cada momento. Quisiera desvelar el misterioso engranaje que impidió que cesara mi pulso vital, tras el desastre. Ya lo sé, ya. Me regocijé en mil sensaciones durante mis ratos de literatura y café. Me arrastró la pereza, olvidé mi quehacer…, y empecé a buscar. Subí a la cima ciego y encontré una humilde certeza pasado el bosque. Me sorprendió la armonía brutal de aquella brisa de viento, tropecé y caí derechito al suelo. Coincidimos, sonreí, y mi vida ya no es búsqueda sino encuentro. Ya lo ves, ya.

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