12 de enero de 2015

Desajuste cíclico

La multitud murmura, fuma y escupe los domingos por la tarde en el centro. Un lucero impávido vierte sus últimas luces y se me hace tarde, maldita sea, otra vez. El Sol restriega su estúpida pintura en mi cuero, y dos putas mariposas me molestan mientras barro de puertas adentro por la ciudad. 

Me quedé pensando cuántos corazones rotos vagabundean esta noche mediocre por las calles húmedas, 
acaso cuántos urbanitas fingen su sonrisa de buenos días y se marchan después al retrete para vomitar su pena.

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