1 de septiembre de 2015

Conversaciones de altura

Las cumbres son el único reducto del planeta que nunca podrá ser civilizado –arguyó el filósofo–. Esta cima condensa toda la perfección del universo, es sin duda una prueba de la existencia de Dios, comprendía conmovido el creyente. “Unos cuantos ramilletes de hierba bailan con gracia infinita mientras los acaricia el viento”, apunta en su libreta el poeta. Voy a arrancarles el puto tallo para enseñarles a permanecer quietos, qué se creen…, digo yo.



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